Neuropsicología
del Trastorno por Déficit de Atención/Hiperactividad: subtipos predominio Déficit de Atención y
predominio Hiperactivo-Impulsivo
Vanessa Arán Filippetti¹³ y
Carlos Daniel Mías²
¹Universidad Católica de Santa Fe
²Facultad de Psicología, Universidad Nacional de Córdoba
³CONICET
Resumen
Diferentes estudios hacen
referencia a
la
presencia de déficits neuropsicológicos y conductuales en el Trastorno por Déficit de
Atención e Hiperactividad (TDAH), como consecuencia de un compromiso en la activación
de circuitos prefrontales corticales y subcorticales. Objetivo:
Analizar diferencias de funcionamiento neuropsicológico y conductual en
niños con TDAH, subtipos: predominio déficit
de atención (PDA) y predominio hiperactivo- impulsivo (PHI)
y un
grupo control. Pacientes y método: 45 niños de 7 a 13 años de edad de
ambos sexos, residentes en la ciudad de Santa Fe Argentina, distribuidos según criterios DSM IV en predominio déficit de atención (n=15), predominio hiperactivo impulsivo (n=15) y control (n=15). Se controló
la edad, sexo, y casos de comorbilidad clínicamente significativa, como depresión, trastornos de ansiedad y trastornos de aprendizaje. Se aplicaron tests neuropsicológicos para medir diferentes variables cognitivas y una escala
de cotejo conductual según criterios DSM-IV. Resultados: se encontraron diferencias significativas (p< 0.05)
en el Test de Ejecución Continua (CPT), el Test de Stroop, el Test de
Clasificación de Tarjetas
de Wisconsin (WSCT)
y el Test de Aprendizaje Auditivo Verbal de Rey (AVR). Asimismo se evidenciaron diferencias en la escala conductual. Conclusiones:
El grupo PDA presentó un mayor indicador de déficit atencional en las variables conductuales y déficits en la atención
selectiva y sostenida, en la memoria verbal inmediata y diferida y en la flexibilidad cognitiva. El grupo PHI presentó mayor índice de hiperactividad e impulsividad en la variable
conductual y un déficit en la atención sostenida, en el control
de impulso y en la memoria verbal
inmediata y diferida. Esto sugiere
diferentes sustratos neurocognitivos según el subtipo predominante del TDAH.

Correspondencia con el autor:
vanessaaran@hotmail.com
Abstract
Different studies
point out the existence of neuropsychological and behavioral deficits in the attention-deficit/hyperactivity disorder (ADHD)
as a
result of a commitment in the activation of prefrontal cortical and subcortical circuits.
Objective: To analyze differences of neuropsychological and behavioral performance in children with
ADHD, subtypes: predominantly inattentive type (ADD) and
predominantly hyperactive-impulsive type (ADHD)
and a control group. Patients
and method: 45 children from 7 to 13 years old of
both sexes from Santa Fe, Argentina, distributed
according to criteria DSM IV predominantly inattentive type (n=15),
predominantly hyperactive-impulsive type (n=15) and
control (n=15). It was
controlled the age, sex, and cases
of clinically significant comorbidity, like depression, upheavals
of anxiety and upheavals of learning. Neuropsychological test were carried out in order to measure different cognitive
variables and a behavioral
scale according to criteria DSM-IV.
Results: Significant differences were found out (p< 0,05)
in the Continuous
Performance Test (CPT), the Stroop Test, Wisconsin
Card Sorting Test (WSCT) and the Rey Auditory-Verbal Learning Test (RAVLT). Likewise,
differences in the behavioral scale were demonstrated. Conclusions: Group ADD displays a
greater indicator of attention
deficit in the behavioral variables
and deficits in the selective and sustained attention,
in the immediate and delay verbal
memory and cognitive flexibility. Group ADHD presents greater
index of hyperactivity and impulsivity in the behavioral variable and a deficit in the sustained attention, the control of impulse, and in the immediate
and delay verbal memory. This suggests
neurocognitive substrates differentiated according to the predominant subtype
from the ADHD.
Key words: Attention deficit,
hyperactivity,
neuropsychological assessment, behavior.
1. Introducción
En los últimos años, las investigaciones sobre el trastorno por Déficit de atención/hiperactividad (TDAH) se han incrementando notoriamente,
fundamentalmente aquellas que
hacen referencia a
su desarrollo cognitivo- conductual. Este es uno de los trastornos
más comúnmente
diagnosticados, que ocasiona mayores dificultades, que ha generado
una amplia investigación científica y es considerado el más controversial dentro
de los síndromes clínicos infantiles (American Psychiatric Association, 1994).
Recientes
investigaciones y revisiones coinciden en demostrar
en los niños con TDAH la presencia de un
rendimiento pobre en pruebas sensibles a un correcto
funcionamiento frontal y subcortical (Barkley, 1997; Nigg, 2001; Nigg, Willcutt, Doyle y Sonuga-Barke, 2004; Pennington y Ozonoff, 1996). Los hallazgos científicos demuestran un perfil caracterizado
principalmente por un déficit
en las funciones ejecutivas, como consecuencia de un compromiso del córtex prefrontal y conexiones
subcorticales. Esto es consistente con estudios genéticos, neuroanatómicos y
neurofuncionales que indican
la presencia de genes implicados en el TDAH (Faraone
y Biederman, 1998) y una disminución
en las regiones frontales corticales y ganglios
basales, lo que contribuye sustancialmente a la sintomatología del trastorno (Arnsten y Li, 2005; Heyder, Suchan y Daum, 2003; Castellanos y Pineda D, 2001).
En una revisión acerca de la naturaleza cognitiva
del TDAH, Swanson et at. (1998)
indicó la existencia de tres teorías explicativas de la naturaleza del
trastorno en términos de teorías atencionales: 1) En relación con el lenguaje
y al funcionamiento de lóbulo frontal, Barkley propone que el déficit en la
inhibición conductual es la
característica principal del trastorno. De acuerdo con este modelo, los problemas atencionales serían secundarios al déficit inhibitorio.
2) Dentro de la teoría cognitiva energética, Sergeant sugirió que el déficit
principal se debe a un déficit de activación más
que a un déficit de procesamiento, y no acuerda con la idea del
déficit en la conducta inhibitoria y 3) sobre la base de
la teoría neuroanatómica de la atención, Swanson caracteriza como déficit
principal del TDAH a una combinación
de un déficit en el alerta y el control ejecutivo. De acuerdo con esta teoría, el déficit en la
conducta inhibitoria se debería a problemas
atencionales.
Uno de los modelos más
ampliamente aceptados dentro de las comunidades
científicas fue el propuesto por Barkley
(1997, 1999) hacia la construcción de una teoría unificada para el TDAH. El modelo plantea la
existencia de un déficit en la inhibición conductual como característica principal del trastorno, lo que ocasionaría, a modo de efecto cascada, un déficit en las funciones ejecutivas: memoria de trabajo,
autorregulación del afecto-motivación-arousal,
internalización del lenguaje y reconstitución.
Dentro de la teoría cognitiva energética, Sergeant (2000, 2005) propuso un modelo en el marco de la teoría del procesamiento
de la información. Este modelo considera que el TDAH ocasiona el compromiso de tres niveles: mecanismos cognitivos
como el procesamiento de la respuesta, mecanismos energéticos como
la activación y el esfuerzo y un déficit
en el manejo de las
FE. El primer nivel del sistema abarca los mecanismos atencionales de codificación, búsqueda,
decisión y organización motriz. El segundo
nivel engloba tres fuentes energéticas definidas: el esfuerzo, la
excitabilidad y la activación. El esfuerzo
se refiere a la energía
necesaria para solucionar las demandas
de una tarea, se encuentra localizado en el hipocampo y se
considera que ejerce su papel excitando e inhibiendo
las otras dos fuentes energéticas. La excitación
es definida como
una respuesta fásica que surge ante la presencia de un
estímulo. Por último, la activación
representa los cambios tónicos de actividad
fisiológica y está relacionado con los ganglios
basales y el cuerpo estriado. El tercer nivel
comprende el sistema ejecutivo, asociado con la planificación, el monitoreo, la detección de errores y su corrección; este último nivel se asocia con el córtex
prefrontal.
En una revisión acerca del tema, Nigg (2001)
pone de manifiesto que, si bien el
déficit disejecutivo es el tema
central de estudio en las investigaciones que refieren al TDAH, no queda del todo claro el desempeño que se evidenciaría en otras áreas
cognitivas en niños con TDAH en comparación
con niños sin TDAH.
Nigg (2001) plantea claras evidencias acerca de la existencia, en el TDAH, de un
déficit en diferentes formas de respuestas inhibitorias ejecutivas, pero plantea algunas
dudas e interrogantes acerca de si el TDAH sería causado por un desorden
inhibitorio primario o secundario.
Este autor sugiere que, si bien los estudios revisados son consistentes en cuanto a la presencia
en el TDAH de una conducta impulsiva y alterada, se debería refinar el
concepto de inhibición, distinguiendo entre la inhibición
dependiente de un control ejecutivo
y la inhibición dependiente del control motivacional (ansiedad o temor). A su vez
plantea que la
asociación entre los dominios
ejecutivos y los déficits presentes en el TDAH se relacionaría más con la inhibición que con la fuerza de un impulso
preponderante, ya que las respuestas son más bien lentas que rápidas. Según este autor,
la afirmación de que el déficit en el
control ejecutivo sería específico y causal de TDAH aún debe enfrentar algunos
desafíos.
Los modelos vigentes
que adhieren a la teoría
de un déficit disejecutivo en el
TDAH excluyen la presencia del subtipo déficit
atencional sin hiperactividad, hecho que ha motivado
la posibilidad de pensar en diferentes
subtipos con características clínicas diferenciadas, para un mismo trastorno.
En este sentido,
Bará-Jiménez, Vicuña, Pineda y Henao
(2003) realizaron una investigación según subtipos del TDAH, en
la que se investigaron los perfiles
neuropsicológicos y conductuales en una muestra
no aleatoria de 79 niños de 8 a 11 años de edad,
distribuidos de la siguiente manera: 24 niños con TDAH mixto, 19
niños con TDA tipo inatento y 36 niños para grupo control. Los resultados
fueron una mayor impulsividad y alteración en la capacidad
de atención sostenida en el
grupo mixto, mientras que en el grupo inatento
se evidenciaron dificultades en la atención sostenida. En la figura compleja de Rey, se
evidenció un menor rendimiento en el grupo
inatento con relación
al mixto y al control, y en la prueba de fluidez verbal se
observo un menor rendimiento en el grupo inatento
con relación al control, no así en la prueba de fluidez fonológica.
Etchepareborda et al.
(2004) reportaron diferencias según subtipos del TDAH, en cuanto a perfiles de actividad cerebral, medida mediante magnetoencelografía (MEG) mientras se realiza
una tarea. En este
estudio se reportaron diferencias en el funcionamiento cerebral
de
estos
niños mientras
realizaban una actividad
que requería flexibilidad cognitiva
(Test de Clasificación de Tarjetas del Wisconsin);
evidenciado por un mayor número de errores perseverativos en el grupo
combinado. De este modo, se hace posible reclasificar a niños con TDAH según el
grado de flexibilidad/rigidez cognitiva.
Recientemente Romero-Ayuso, et al. (2006) estudiaron el desempeño ejecutivo
según subtipos del trastorno, evidenciando un peor rendimiento
en la tarea Simón y una mayor impulsividad cognitiva
en el grupo combinado,
y un menor desempeño
por parte del grupo inatento en tareas de memoria de trabajo y planificación. Esto
sugiere un perfil ejecutivo diferente según el subtipo del trastorno.
A pesar del progresivo avance generado en los últimos
años, aún quedan algunos interrogantes por responder, como si debería
considerarse el déficit
inhibitorio como característica central del trastorno, o
sies posible adjudicarle al déficit inhibitorio el control absoluto
sobre las funciones ejecutivas. También cabe preguntar si en los niños con TDAH se evidenciaría un déficit general
en todos los dominios de las
funciones ejecutivas o se limitaría solo a un aspecto de ellas. Por
otro lado, ¿el déficit inhibitorio debe ser considerado primario o secundario al trastorno? Y finalmente,
¿el TDAH es una entidad única o bien estamos ante la presencia de dos subtipos con sintomatologías clínicas diferenciadas?
A partir de estos
interrogantes, este trabajo se planteó los siguientes objetivos generales: 1.
Analizar las diferencias existentes a nivel neuropsicológico y conductual en niños con diagnóstico de Trastorno por déficit
de atención e hiperactividad (TDAH), subtipos: predominio déficit
de atención (PDA) y predominio
hiperactivo-
impulsivo (PHI). 2.Valorar y determinar las
variables tanto neuropsicológicas como conductuales que
establecen las mayores diferencias
entre los grupos.
2. Método
Participantes
Población y muestra
Muestra. No probabilística de 45 niños participantes de 7
a 13 años de edad de ambos
sexos residentes en la ciudad de Santa Fe,
Argentina; que participan voluntariamente
con el consentimiento informado de los padres. La muestra se compone de tres
grupos:
1. Grupo 1: TDAH subtipo
predominio Déficit de Atención (PDA), 15 niños. Pertenecientes al
Instituto del niño.
2. Grupo 2: TDAH subtipo predominio hiperactivo-impulsivo (PHI), 15 niños. Pertenecientes al Instituto del niño.
3.
Grupo
3:
Control
o
muestra
no
clínica
(NC), 15 niños.
Muestra accidental apareada por edad, género y nivel
de instrucción con relación a los grupos 1 y 2.
Criterios de
inclusión-exclusión:
Grupo 1. Diagnóstico de TDAH con predominio
Déficit de Atención (PDA) según criterios DSM-IV.
Pacientes sin
medicación al momento
de la evaluación. Se excluyen los casos de comorbilidad
clínicamente significativa, como depresión, trastornos de ansiedad y
trastornos de aprendizaje.
Grupo 2. Diagnóstico de TDAH con
predominio Hiperactivo Impulsivo (PHI) según criterios DSM-IV. Pacientes sin
medicación al momento
de la evaluación. Se excluyen los casos de comorbilidad
clínicamente significativa, como depresión, trastornos de ansiedad y
trastornos de aprendizaje.
Grupo 3. Sujetos sin antecedentes clínicos neurológicos ni psiquiátricos, que cursan
sus estudios escolares con regularidad. Sin repitencia escolar y sin necesidad de
estudios pedagógicos correctivos.
Instrumentos
Medidas Neuropsicológicas
1. Test de Ejecución Continua (Conner’s Continuous Performance Test-II) (Keith Conners, 2000).
El CPT es un test de administración individual que brinda una
medida de la atención
selectiva, la atención sostenida y el control inhibidor
de respuestas predominantes.
La consigna es solicitarle
al sujeto que presione una tecla cada vez que aparezca cualquier letra a
excepción de la letra X. En el trastorno por déficit de atención este instrumento es de suma
utilidad, tanto para el diagnóstico y distinción entre atención
e
impulsividad como para el
seguimiento y control
de efectos terapéuticos (Narbona y Chevrie-Muller, 1997).
2. Test de Clasificación de Tarjetas de Wisconsin (Wisconsin Card Sorting Test) (Grant y Berg, 1999). Se aplicó la versión manual. Es
un test de administración individual que brinda una medida de la función ejecutiva, particularmente la “flexibilidad cognitiva” y la “capacidad de
categorización”. La variable que se investiga es la cantidad de errores
perseverativos.
3. Test de Colores y Palabras (Stroop Color-Word Interference Test) (Golden, 1999) Se utilizó la
versión manual. Es un test de administración
preferentemente individual, que brinda una medida de “interferencia” y “control inhibitorio”. Asimismo brinda
una medida de atención selectiva, ya que el
sujeto debe suprimir una
respuesta automática, para
brindar una respuesta especifica solicitada por el examinador.
4. Rey,
Test de Copia
y Reproducción de
Memoria de Figuras
Geométricas Complejas (Rey,
1997). Consiste
en la copia (fase de copia) y reproducción memorística (fase de memoria no verbal)
de un dibujo geométrico complejo. La
figura que se le ofrece como modelo al sujeto
carece de significado evidente, es de fácil realización gráfica
y posee una estructura de
conjunto suficientemente complicada como para exigir una actividad analítica y organizadora.
5. Test de Aprendizaje Auditivo-Verbal
de Rey (Rey,
1964). Evalúa la adquisición y retención de material verbal, visual y el aprendizaje asociativo verbal. El mismo
mide
el span de
memoria inmediata,
provee una curva
de aprendizaje y
revela las estrategias de
aprendizaje (Lezak, 1995).
Medidas Conductuales
1. Observación y registro de criterios DSM IV-TR. Se empleó una escala
de cotejo de síntomas positivos
del TDAH según criterios del DSM IV – TR. Esta escala fue completada
por los padres. La escala esta
compuesta por ítems que recogen aspectos relacionados con el déficit de atención, la hiperactividad y la impulsividad. Cada uno de los factores comprende diversas
cuestiones, con cuatro alternativas de
respuesta (“nunca=0”, “algunas veces=1”, bastantes veces=2” y “muchas veces=3”). De este modo se suman las cuestiones para obtener las puntuaciones de cada factor, si seis o más de los
síntomas de
falta de atención,
hiperactividad e impulsividad, son valorados en las alternativas “bastantes veces” o “muchas veces”, se considera que
cumplen los criterios del DSM IV TR (Manual
Diagnóstico y Estadístico de los
Trastornos Mentales, cuarta edición, texto revisado).
Procedimiento de trabajo
Se realizó una entrevista con los padres y el niño en forma individual para completamiento
de protocolo de
datos y establecimiento
de rapport para
la evaluación. Posteriormente se continuó con la administración individual de las pruebas neuropsicológicas; la misma se llevo a cabo en tres sesiones por
niño. Finalmente se procedió con la
administración
de cuestionarios conductuales y entrevista familiar confirmatoria.
Análisis estadístico de los datos
Se empleó estadística descriptiva mediante análisis univariado. Para el
análisis de las pruebas neuropsicológicas con distintas escalas,
se empleó la puntuación Z. Para la comparación de los tres grupos se llevó a cabo un análisis de varianza ANOVA One
Way. La carga y tratamiento estadístico
de los datos se realizó con el Programa Estadístico para Ciencias Sociales (SPSS
11.0), con un nivel de significación p<,05.
3. Resultados
Desde una perspectiva conductual, el grupo con PHI presenta significativamente mayores indicadores de hiperactividad e impulsividad con relación al grupo con PDA
y al
grupo control. En el grupo PDA es claro el déficit de atención con relación a
los controles, pero parece que muestran
menos
indicadores de impulsividad que lo
esperable a la edad, aunque no evidencian diferencias en torno a la producción de movimiento indicador de hiperactividad (Tabla
1).

F Sig.
Atención
|
15,5 (3,8)
|
18,7 (2,9)
|
6,5 (2,9)
|
55.721
|
0.001
|
Hiperactividad
|
13,2 (2,6)
|
1,6 (0,9)
|
2,6 (2,09)
|
147.468
|
0.001
|
Impulsividad
|
7,6 (1,6)
|
0,3 (0,48)
|
1,46 (1,06)
|
169.927
|
0.001
|
Tabla 1. Diferencias conductuales según grupos mediante ANOVA
El análisis comparativo con relación a las puntuaciones
obtenidas
en
las
dimensiones neuropsicológicas revela
diferencias
entre
los
grupos
PHI
y
PDA
respecto al grupo control,
en las prueba CPT, variables:
desatención por omisión y desatención por variabilidad y en la tarea de aprendizaje del test de Aprendizaje Auditivo verbal de Rey; en donde se evidencia que tanto el PDA como el PHI demuestran un déficit en la memoria verbal inmediata y en la memoria verbal diferida
en relación al grupo control.
Entre los grupos PDA y control,
las diferencias significativas se encontraron en el
test de Stroop, revelando una menor capacidad
atencional (palabra-color) en el PDA en relación a los controles (p=0,034). Asimismo,
se evidencian diferencias significativas en
el WSCT tanto en el número de
errores, como en las respuestas
perseverativas, en los errores perseverativos y en el número de categorías completas.
El análisis post hoc revela que el PDA comete
una mayor cantidad de errores
(p=0,001), una mayor cantidad
de respuestas perseverativas
(p=0,003), una mayor cantidad de
errores perseverativos (p=0,007) y completa
un menor número de categorías (p=0,010), con relación al grupo control. Entre los grupos PHI y control se
encontraron diferencias en las medidas del
CPT en cuanto
a las comisiones impulsivas y perseveraciones impulsivas, revelándose que el PHI presenta un mayor puntaje para estas variables
con relación a los controles
(p=0,000 y p=0,023 respectivamente). Entre los grupos PDA y PHI las diferencias significativas se
encontraron en el WSCT, en cuanto a las respuestas perseverativas. El análisis revela que el PDA
comete mayor cantidad
de respuestas perseverativas
que el grupo PHI. Esto sugiere que el PHI presenta una flexibilidad para la tarea similar a los normales (Tabla 2).
Atención selectiva
TDAH TDA NC ANOVA

Stroop:
palabra-color 26,0 (6,1) 23,1
(8,0) 29,5 (5,1)
3.531
0.038

CPT: errores de omisión 22,6 (17,8)
26,4
(24,1) 6,1 (6,1)
5.553
0.007

CPT:
errores comisión
30,0
(3,0) 25,2 (6,3)
21,1
(9,4) 8.574 0.001

AVR: inmediata 4,3 (1,2) 4,3 (1,8) 6,5 (1,3) 10.329
0.000
AVR: diferida 8,4 (2,1) 7,9 (2,8) 11,07
(2,3) 7.103 0.002

Rey
copia
23,3
(9,3) 24,8 (9,2)
27,7
(7,2) 1.010 0.373
Rey
diferido 11,3
(7,6) 13,3
(10,1) 17,6
(6,8) 2.252 0,118

WSCT respuestas perseverativas
|
25,0 (13,3)
|
45,8 (32,0)
|
18,5 (9,7)
|
7.039
|
0.002
|
WCST errores
perseverativos
|
23,3 (12,0)
|
36,5 (23,8)
|
17,2 (8,9)
|
5.513
|
0.007
|
Tabla 2. Diferencias neuropsicológicas según grupos mediante ANOVA
Variable
cognitiva
|
TDA
|
TDAH
|
NC
|
Atención Selectiva
|
Déficit
|
Sin dificultad
|
Sin dificultad
|
Atención Sostenida
|
Déficit
|
Déficit
|
Sin dificultad
|
Control
Impulsividad
|
Sin dificultad
|
Déficit
|
Sin dificultad
|
Memoria Verbal
inmediata
|
Déficit
|
Déficit
|
Sin dificultad
|
Memoria Verbal
diferida
|
Déficit
|
Déficit
|
Sin dificultad
|
Flexibilidad Cognitiva
|
Déficit
|
Sin dificultad
|
Sin dificultad
|
Tabla 3. Síntesis de las diferencias
neuropsicológicas entre los diferentes grupos
4. Discusión
Los resultados indicarían que tanto las dimensiones conductuales como
las neuropsicológicas ofrecen indicadores para la diferenciación de subtipos, ya que los datos
obtenidos en ambas dimensiones
– conductual y neuropsicológica – son consistentes entre sí y aportan diferencias significativas que ofrecen la posibilidad de establecer dos
grupos tipificados.
Desde una
perspectiva conductual, el
grupo con PHI
presenta mayores indicadores de hiperactividad e impulsividad con relación al grupo
con PDA y control.
En el grupo PDA es claro el
déficit de atención con
relación al PHI y a los controles,
pero parece que muestran menos
indicadores de impulsividad que lo
esperable a la edad, aunque no evidencian diferencias en torno a la producción de movimiento. Esto sugiere
que la variable conductual en el Trastorno
por Déficit
Atencional con o sin Hiperactividad, constituiría un fuerte indicador
hacia la diferenciación de subtipos,
al permitir detallar según la presencia o no de manifestaciones sintomáticas la existencia
de un perfil definido, dato que indudablemente
aportará un primer indicio para el
arribo al diagnóstico clínico.
Los hallazgos
con relación a las dimensiones
neuropsicológicas indican que los niños con PDA presentarían un perfil caracterizado por un déficit en los mecanismos
atencionales selectivos y sostenidos, en la memoria verbal inmediata y diferida y en
la flexibilidad cognitiva, sin dificultad en el control de impulsividad.
Por su parte, el grupo de niños con PHI
presenta un déficit en el control de impulsos, en la atención
sostenida y en la
memoria
verbal inmediata y diferida. En el grupo PHI se evidenciaron respuestas perseverativas,
pero una flexibilidad similar a los
controles. Estos datos son consistentes con estudios previos
que indican que los niños con TDAH manifiestan déficits en la atención sostenida, en el aprendizaje verbal y en la memoria
(Barkley, 1997; Pennington y Ozonoff, 1996).
Las diferencias
significativas
evidenciadas en
el CPT entre
el grupo PHI y
control, revelan un déficit en la atención sostenida
en el grupo PHI. Entre el grupo PDA y control se evidenciaron diferencias en las omisiones del
CPT, así como en la lámina
de conflicto (palabra-color) del Stroop,
lo cual indicaría un déficit tanto en la atención sostenida como en la atención selectiva.
Los hallazgos respecto
al déficit en la atención sostenida en ambos subtipos, son consistentes con una
investigación reciente en donde se sugiere
un déficit compartido por ambos subtipos en cuanto a la
vigilancia o esfuerzo atencional (Bará-Jiménez,
Vicuña, Pineda y Henao, 2003).
El déficit
en la atención sostenida podría
explicarse según el modelo teórico
desarrollado por Barkley
(1997), como consecuencia de un déficit
en la autorregulación y el
control ejecutivo ocasionado por un pobre control inhibitorio y control de interferencia. Sin embargo, esta hipótesis
no se adapta al subtipo PDA en el que no se evidencia
un déficit inhibitorio.
Se podría pensar que en el PHI las dificultades en los procesos atencionales
serían secundarias al déficit en el control inhibitorio, lo que impiden que estos niños puedan mantener la direccionalidad de la conducta. Esto a su vez impediría que estos niños logren cambiar
flexiblemente la respuesta cuando
la tarea así lo requiera, resistir a las interferencias, inhibir las
respuestas impulsivas, autorregularse
y planificar hacia la resolución de
problemas.
Sin embargo en el PHI no se evidenció déficit en la atención selectiva, lo que
sugiere que cuando los niños con hiperactividad se encuentran motivados por la actividad y logran un mayor nivel de inhibición del movimiento, podrían alcanzar una capacidad de atención selectiva similar a los normales. Esto no es posible de lograr
con los PDA en donde se encuentran afectados ambos
mecanismos atencionales selectivos y sostenidos, y no logran
mejorar significativamente con la motivación.
Por otro lado, también podría
pensarse que la hiperactividad permite
la atención selectiva pero
la dificultad estaría en
sostenerla. En observaciones
conductuales parece que estos niños pueden fijar la atención en diferentes estímulos, aunque por muy poco tiempo.
Lo expuesto
estaría indicando diferentes sustratos neurocognitivos para cada subtipo, en donde el déficit en la “atención sostenida” en el PHI podría claramente
explicarse a expensas de un
déficit inhibitorio, en coincidencia entonces con la hipótesis disejecutiva de Barkley, no así el subtipo
PDA, que manifiesta
a su vez un déficit en la atención selectiva.
En un estudio reciente
(Etchepareborda, 2004), se concluyó que el compromiso
de la atención podría explicarse desde diferentes teorías. Por un lado el
déficit en la atención sostenida estaría
relacionado con la presencia
de impulsividad y conducta hiperactiva. Esto es
consistente con los resultados de nuestro
estudio, en donde
vemos que el grupo PHI presenta las mismas características. Por otro lado, el autor sugiere
un cuadro diferente cuando se afecta la atención selectiva, lo que indicaría la
afectación de sistemas distintos
con sintomatología
diferente, permitiendo
establecer la presencia de
subtipos atencionales. De este modo el conocimiento del déficit atencional manifiesto
en un grupo, posibilitaría
establecer una primera diferenciación
entre ambos subtipos del trastorno.
Según Barkley (1997), la diferencia entre ambos subtipos no solo se manifiesta
en la presencia de
desinhibición en el grupo TDAH, sino que ambos grupos difieren
en cuanto a los problemas atencionales que presentan, lo cual sugiere diferentes
sustratos neurocognitivos a ambos.
Respecto del control
inhibitorio,
lo
evidenciado
podría claramente
explicarse desde la teoría disejecutiva desarrollada por Barkley (1997), que manifiesta que la conducta de niños con TDAH predominio hiperactivo-impulsivo
está caracterizada por respuestas impulsivas debido a una incapacidad
para demorar la respuesta.
Esto explicaría la mayor cantidad
de comisiones y
perseveraciones impulsivas evidenciadas en el CPT por parte del grupo
PHI y podría constituir un indicador hacia la diferenciación de subtipos ya que sería una característica inherente al subtipo
PHI no evidenciándose lo mismo
en el PDA.
Los datos en la presente investigación son consistentes con
estudios anteriores realizados por Barkley,
1990; Barkley y Grodzinsky,
1994, (citados en Ricio, Reynolds y
Lowe, 2001), que demuestran que el grupo con predominio hiperactivo comete mayores errores de comisión respecto
al grupo inatento. Si bien en el primer
estudio el autor sostiene que el CPT es
útil hacia la diferenciación de
subtipos, no concluyen lo mismo
en su investigación posterior.
Respecto al test AVR, el déficit
en la memoria verbal sería una característica
común a ambos subtipos. La hipótesis disejecutiva podría solo dar cuenta del déficit
en la memoria en el subtipo PHI (como
consecuencia de un déficit en el control inhibitorio) pero no en el PDA. Por tal motivo
se podría pensar que el déficit en la memoria estaría relacionado con una alteración
en los procesos atencionales sostenidos, presente en ambos subtipos. Esto es coincidente con lo planteado con
Bauermeister (2001) quien sugieren un
déficit compartido por ambos subtipos en cuanto a la capacidad
para
retener
en la mente
la
información necesaria para planificar y guiar
las acciones de un individuo para ejecutar una tarea eficazmente.
Las fallas en la
memoria
ocasionarían que estos niños estén más
influenciados por el contexto y
eventos inmediatos
y menos controlados por
la información representada internamente.
Estos niños a su vez tendrían mayor
dificultad para recuperar y retener la información,
lo que repercutirá en el desempeño
escolar y en la capacidad de planificación. Por otro lado la falla en la memoria ocasionaría que la
conducta se rija por el momento actual más que por información relacionada con el pasado.
No obstante,
en ninguno de los dos grupos
con TDAH se ha encontrado una asociación significativa con un déficit en el test figura compleja de Rey, por lo que podría pensarse que el Trastorno por Déficit de
Atención con o sin Hiperactividad mejora su desempeño en la memoria cuando cuentan con apoyo visual. Esto a su
vez explicaría el desempeño de estos niños observable
en el ámbito escolar, en donde es
factible evidenciar en la escritura
un mejor rendimiento en la copia en relación con el
dictado, lo que implicaría
que presentan una mayor dificultad para la retención
de información verbal.
Esto
sería
coherente con observaciones provenientes
de la clínica, según
las cuales los
niños con el
déficit se benefician
más de
registros visuales que auditivos para monitorear
su conducta.
En el WSCT, a diferencia de un estudio anterior en donde no se encontraron
diferencias significativas entre grupos
(Bará-Jiménez,
Vicuña,
Pineda
y
Henao,
2003), en el presente
estudio se evidencia un claro déficit
en el grupo PDA en relación a los demás, ya que comete un mayor número de errores, mayor cantidad de respuestas y errores
perseverativos y completa
menos categorías. Los datos obtenidos
podrían atribuirse al hecho de que el grupo PDA se caracteriza por presentar
reacciones lentas y
un estado de
confusión e inatención
a los eventos
que le competen, con ausencia de hiperactividad y desinhibición (Etchepareborda, 2004). Asimismo, las diferencias encontradas podrían relacionarse con el déficit en los procesos atencionales selectivos manifiestos en el grupo PDA, no así en el grupo
PHI. Algunos autores (Romine, et al.,
2003) sugieren incrementar la
investigación mediante la aplicación del WSCT en lo que
respecta a los subtipos del trastorno, ya que en coincidencia con Barkley,
sostiene que los déficits atencionales en ambos
subtipos son cualitativamente diferentes,
lo que ocasionaría resultados diferentes en dicha tarea.
En síntesis,
el presente estudio
reveló diferencias significativas entre los grupos – predominio Déficit de atención (PDA), predominio Hiperactivo-Impulsivo (PHI) y control –
lo cual indicaría la presencia de características particulares e
inherentes a cada
subtipo, los que difieren a su vez del grupo control (Tabla III). Esto implicaría la necesidad de desarrollar nuevas teorías explicativas del trastorno, teniendo
en cuenta a ambos subtipos,
con el objetivo de esclarecer cual es el déficit cognitivo
subyacente a cada uno y adecuar el diagnóstico y la terapéutica a cada caso
particular. Si bien el modelo
desarrollado por Barkley deja claras evidencias acerca de la necesidad de diferenciar
entre subtipos, no
aporta datos precisos
acerca de los procesos
cognitivos que operarían
en el PDA, por lo que se sugiere continuar con la línea de
investigación según subtipos, ampliando
las muestras para que permita una mayor
posibilidad en cuanto a la generalización de los resultados.
5. Conclusión
Se evidencian
diferencias significativas
entre los grupos TDAH de tipo inatento (PDA), tipo hiperactivo-impulsivo
(PHI) y controles, en cuanto a las dimensiones
conductuales y neuropsicológicas a excepción
de la memoria visual. Esto ofrecería un primer
indicio
hacia
la
diferenciación
de subtipos, sugiriendo la presencia de
entidades clínicas diferenciadas desde una perspectiva neuropsicológica y su sustrato neurocognitivo.
Si bien el modelo de Barkley es vigente y aporta
nociones claras hacia la comprensión
del TDAH, aún queda por definir el
papel que cumpliría el control
inhibitorio en cada uno de los subtipos y en lo que respecta al subtipo predominio hiperactivo-impulsivo (PHI), si el déficit inhibitorio es primario o secundario al trastorno.
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Agradecimientos
Al Comité Asesor de la Maestría
en Neuropsicología de la Universidad Nacional de Córdoba.
A Waldina Raimondi y Silvia Klingler, profesionales responsables del Instituto
de niño de la ciudad de Santa Fe. Gracias a ellos fue posible la realización
del presente trabajo, ya que
facilitaron los conocimientos y la
población de estudio necesarios.
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